martes, 7 de febrero de 2012

ESPACIOS RENOVADOS, VIDAS RENOVADAS

No es mi intención convertirme en un crítico viajero, ni suplantar el puesto de quienes se dedican a escribir o reseñar espacios de gastronomía, lo cual para mi es una actividad sumamente respetable. Este blog es un espacio para dejar plasmados pensamientos, emociones y recuerdos gratos, es como aquel diario de la infancia o el album de fotos familiar, a diferencia que hoy existe la posibilidad de compartirlo.

Tengo el privilegio de estar en la ciudad de Mérida por 1a vez, desde hacia ya tiempo esta era mi intención. Gracias a Jose Ma Alva de http://gustobuenvivir.com/ encontré el pequeño hotel http://www.casalecanda.com/ cuando viajo tengo la obsesión por la busqueda de hoteles, así he tenido la fortuna de disfrutar un edificio construido en 1500 hoy convertido en hotel  http://www.hotel500firenze.com /en/index.php una cabaña gallega o el delicioso http://www.villacondesa.com.mx/villacondesa/intro.html Quizá esta obsesión es fruto de que en Monterrey aun no sacamos provecho de este recurso, aqui solo tenemos hoteles de cadena.

Pues bien, Casa Lecanda es una combinación de las bondades que nos brinda la modernidad aprovechadas al máximo para evocar la época de princpios de siglo pasado. A diferencia de la configuración tradicional norestense de construir alrededor de un patio central muy al estilo andaluz, las construcciones del sureste mexicano son de carácter lineal.

Diferentes terrazas interconectadas invitan a ir de una en otra envolviendote en una atmosfera unica pero con un bien común, el descaso y la relajación con un toque de elegancia, sin embargo esa elegancia va muy lejos de ser sinónimo de la bochornosa arquitectura de las cadenas hoteleras, esta elegancia es el claro ejemplo de que "menos es mas" sin caer en el minimalismo qe hoy es un pretexto y gran amigo de lo austero.

Casa Lecanda es simplemente de gusto exquisito en cada detalle, no encontré un solo rincón que no fuera pensado u olvidado.

Nos hospedamos en la unica de las 7 habitaciones con camas dobles, finas sábanas de algodón, techos altos, pisos diseñados al estilo yucateco tradicional, luz tenue, almohadas sumamente confortables y lo que siempre para mi ha sido algo importante, los baños, regadera de lluvia y amplitud, además de lo necesario para hacer de la ducha diria unas verdaderas vacaciones.


Desayunamos diario en una de las terrazas, fruta fresca, pan recien hecho, algo que me cautivó fue el jugo de naranja, noté que era recien exprimido y sobre todo no refrigerado, me recordó mi infancia. Atendidas por Monica y Eduardo una pareja encantadora encargados del lugar, el de origen regiomontano lo reconocimos de inmediato por su acento y su sonrisa. Y sobre todo por Stefano el propietario que esta en todo momento al pendiente de los detalles.

La senación final es de no querer hacer check out y por supuesto de encontrar el pretexto perfecto para volver a Mérida, cabe aclarar que recorrimos otros hoteles, algunos boutique ya famosos, sin embargo no encontramos ninguno que tuviera el encanto de Casa Lecanda, ya que el precio esta muy por debajo de lo que recibes como huesped. Falta mucho por narrar del hotel no terminaria nunca de recorrer cada rincón y describirlo, sin embargo lo mejor es visitarlo sin duda alguna.

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